En el reciente Boston Seafood Show, ahora conocido como SENA (Seafood Expo North America), el tema de discusión más frecuente en sus pasillos fue la forma en que se manejarían las sanciones impuestas por el gobierno estadounidense a Rusia en cuanto a productos del mar, tras la brutal invasión de este país a Ucrania.
Para tener una idea del impacto que esto tendrá para la industria de la pesca, cabe recordar que Estados Unidos importa pescados de Rusia para procesar en su territorio; las cifras hablan de 1200 millones de dólares en pescados y 350 millones de dólares en productos rusos procesados en China, especialmente de abadejo y bacalao (Pollock y Cod Fish). Adicionalmente, EEUU importa directamente para su consumo más de 550 millones en cangrejos (Snow y King Crab).
La NFI (National Fisheries Institue) defiende que las sanciones solo afecten a las compras directas de pescado a Rusia; sin embargo, creemos que el gobierno estadounidense ordenó las sanciones para causar un mayor impacto en las finanzas rusas, por lo que no creemos que las compras de productos rusos procesados en China u otro país estén exentos de esta prohibición.
Es importante recordar que, solo un mes antes de la imposición de estas sanciones, dos congresistas americanos del territorio de Alaska, con el apoyo del gobernador de dicho Estado, pedían aplicar una Ley de Reciprocidad que prohibiera la importación de productos del mar de Rusia a territorio norteamericano. Esta solicitud se hace debido a que desde el año 2014, a consecuencia de la posición de los Estados Unidos por la anexión a la fuerza del territorio de Crimea por parte de Rusia, este país prohibió la importación de productos del mar de USA. Esta iniciativa fracasó por la posición del senador Markey para proteger a las empresas procesadoras de pesado ruso en el estado de Massachussets. Sin embargo, el propio senador Markey ha declarado que apoya las sanciones que el gobierno ha impuesto a Rusia por la invasión a Ucrania.
Creemos que estas sanciones llegaron para quedarse por un largo periodo de tiempo y que, además, el consumidor estadounidense no estará muy dispuesto a consumir productos de un país que considera una amenaza para su seguridad y para sus aliados del mundo occidental.
Otros países importantes en el contexto del negocio de productos del mar, como lo son Japón y Corea del Sur, también se han plegado a las sanciones impuestas inicialmente por el gobierno de USA.