A pesar de la fuerte crisis económica de Venezuela, las exportaciones de langostinos de acuicultura (Litopenaeus vannamei) han crecido de forma exponencial los últimos años. Según datos de la FAO, el aumento del 2018 (22.000 TM) al 2019 fue solo de 500 TM; sin embargo, se consiguió una cosecha de langostinos para el 2021 entre 45.000 (+ 100 %) y 50 000 toneladas en 2021, y se estima superar las 80.000 toneladas en 2022.
En la década de los `90 Venezuela concentraba su producción en tallas grandes (30/40 y 40/50). Ahora bien, después de la grave crisis provocada por el Virus Taura los productores se vieron obligados a desarrollar una nueva genética más resistente a las enfermedades, pero que arrojaba un factor de conversión que aconsejaba centrar la producción en tallas pequeñas (60/70 y 70/80) con una rotación entre 5 y 6 ciclos al año.
Hoy en día la producción se ha concentrado en menos empresas que están verticalmente integradas, permitiendo el control de cada uno de los procesos y con las mejores certificaciones internacionales, como Aquaculture Stewardship Council (ASC) y Best Aquaculture Practices (BAP), que permite alcanzar mercados preocupadas con temas de sostenibilidad.
Este ultimo año Venezuela ha logrado dar una vuelta interesante a su industria, dedicada en un 90% a langostinos HOSO (Head-on Shell-on), y que permite transformar el 50% de su producción en PPV (Peeled pulled vein). La reducción de los costos de la mano de obra han permito a los productores venezolanos competir con los asiáticos en este mercado que es más estable y está en franco crecimiento.
La mayor parte del langostino venezolano (90%) es exportado a Europa y Asia. En su gran mayoría a procesadores (cocederos) europeos que logran colocar los productos en las grandes distribuidoras organizadas (supermercados) y en el canal de mayoristas que alcanza tanto las pescaderías y mercados tradicionales como las empresas de restauración (canal Horeca). Es importante destacar que Venezuela, a pesar de su notorio empobrecimiento de los últimos años, no ha logrado tener un acuerdo de libre comercio con Europa, como sí lo tienen Ecuador y Vietnam, por lo que debe colocar su producto para que reciba un proceso posterior y así poder comercializarlo como materia prima dentro de un contingente (48.000 TM en el 2021) especial, libre de impuesto (12%), en empresas que lo usan para un proceso posterior.
Grupo Lamar, una empresa verticalmente integrada y responsable del 80% de la producción de Venezuela, destina aproximadamente el 80% de su producción al mercado europeo. Desde hace varios años, los cocederos de Francia y España eran sus principales clientes; sin embargo, desde que han puesto en marcha 4 plantas procesadoras y la certificación ASC en sus 16 centros de producción, con las últimas tecnologías del mercado y técnicas de cultivo responsable han logrado penetrar en el mercado del norte de Europa, es decir, colocar sus productos PPV en las principales procesadoras de Bélgica y Holanda.
Los mercados chino y estadounidense siguen siendo muy interesantes y, tras este cambio de HOSO a PPV, se han colocado en el punto de mira para la colocación de la producción de las productoras venezolanas. Para China se seguirá exportando HOSO, aprovechando que el país ha logrado después de muchos años obtener las certificaciones veterinarias exigidas por el gigante asiático. Este último año 2021, China, a causa de la Covid, ha incrementado su vigilancia en los controles de productos alimenticios, por lo que solo se han exportado poco más de 4.000 TM. Por otra parte, para el mercado de USA, que se concentra en el langostino de valor agregado, se han de abrir más oportunidades para el langostino venezolano y se estima que crezca a gran velocidad en los próximos años por la cercanía que tiene Venezuela a la costa Este del país.