Tailandia fue en su momento uno de los principales exportadores mundiales de langostinos; sin embargo, después de la epidemia de EMS (Early Mortality Syndrome) que azotó los cultivos de langostinos blancos (penaeus vannamei) y black tiger (P. monodon) en agosto del 2011, que literalmente acabó con la industria de langostinos de este país, y que repitió de forma agresiva hace nueve años, la producción nunca se ha recuperado en su totalidad.
Tailandia ha visto reducida a la mitad su capacidad de producción en la última década, pasando de 600 mil toneladas a 300 mil toneladas. Por otra parte, Tailandia no puede competir con Ecuador y la India en cuanto a costos de producción. La industria ha procurado especializarse en productos terminados, pero la competencia de otros países asiáticos y latinoamericanos ha sido realmente dura.
Otro factor que influye en la recuperación de Tailandia como productor son las restricciones de importación de China al langostino ecuatoriano. Este motivo ha provocado que Ecuador acceda al mercado americano, que exige productos de valor agregado de tallas grandes, generando más presión en los precios por lo que los productores tailandeses, que han tenido escenarios inflacionarios mayores que otros actores, no logran ser muchas veces competitivos.
