De acuerdo a los datos recopilados por las consultoras IRI y 210 Analytics para el mercado norteamericano, las especies con las mayores disminuciones en el campo de los mariscos frescos incluyen el cangrejo (35,4%), la langosta (30,8%), los langostinos blancos (19,3%), las tortas de mariscos (14,8%), la tilapia (14,3%) y las ensaladas de mariscos (12,8%).
Si bien es cierto que la mayoría de los estadounidenses están preocupados por la inflación y el aumento de los precios (según afirma el 95% de los consultados), también es evidente que estas preocupaciones no desaparecerán en el corto plazo. Es probable que la guerra en Ucrania, los nuevos bloqueos por COVID en China, la escasez de mano de obra, los desafíos de la cadena de suministro, etc. continúen en el corteo plazo, por lo que es probable que tengan un impacto continuo en los alimentos y en las ventas de alimentos de los próximos meses.
En el caso particular de los langostinos, parecen estar abriéndose paso en los menús del sector restauración en los meses de verano. Durante 2021, las ventas de langostinos en este sector se recuperaron de una caída significativa en 2020, con una estimación de 275 millones de libras (lo que equivale a 125 millones de kilos) de langostinos vendidos a través de canales de servicios de alimentos. Según estas consultoras, un tercio de los restaurantes que ofrecen langostinos blancos planean aumentar la cantidad de platos que los incluyen. El aumento de la oferta de langostinos llega en un momento complicado. Por un lado, hay un aumento de la inflación, que impacta tanto en los costos como en el comportamiento del consumidor, pero incluso con estos aspectos negativos aparentes, la industria continúa registrando mayores ventas, a pesar de una caída reciente en el tráfico peatonal. Sin embargo, con la reciente caída en los precios del langostino, los operadores de servicios de alimentos deberían poder aprovechar la situación a través de comidas a precios más bajos.