Mucho se habla de economía circular. Comencemos diciendo que se entiende como economía circular aquel “modelo de producción y consumo que implica compartir, arrendar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar los materiales y productos existentes durante el mayor tiempo posible”.
En los negocios relacionados con el campo, la agricultura o acuicultura, la materia prima desechada en los procesos agroindustriales, tanto agrícolas como animales, pueden ser reintroducidos en forma de ingredientes para piensos, siempre y cuando lo permita la ley.
Estamos viendo verdaderos descubrimientos en la acuicultura para llevar la proteína animal proveniente de los desechos para ser reutilizada de una manera sostenible y económicamente rentable. La reintroducción de estos desechos mediante mecanismos sofisticados de innovación (recuperación de proteínas, carbohidratos y grasas) le brinda la oportunidad a la acuicultura, especialmente la llevada a través de sistema de recirculación (RAS), para alcanzar en poco tiempo su viabilidad económica.
Mucho se habla de la dificultad económica para convertir harinas de pescado y elementos como la soja en materia prima para producción de piensos para animales. La economía circular podría ser una solución sostenible para esta variable que condiciona el precio de algunas especies.
Desde el año 2013, hace casi una década, la ley autoriza las proteínas animales terrestres procesadas para su uso como pienso en la acuicultura, siendo ésta una fuente importante de aminoácidos (lisina y metionina), grasas y minerales (calcio y fósforo).
Desde hace muchos años observamos cómo los recortes de pescado, espinas, cabezas, pieles, etc. son utilizadas para la generación de harinas de pescado.
Europa tiene la ventaja de contar con una industria pesquera y alimentaria que, en general, permite el uso de esta materia que en muchos países son considerados desperdicios en la producción de piensos de alta calidad.