Los principales logros se pueden resumir de esta manera:
- Ha estado marcada por el complejo contexto global, ha habido buenas noticias como la vuelta al trabajo conjunto de Estados Unidos y China en materia climática o el retorno de Brasil a la primera línea con Lula da Silva.
- Se ha constatado que los países desarrollados han seguido sin cumplir con el objetivo de 100.000 millones de dólares al año de contribución financiera a los países emergentes, llegando solo a los 83.000 millones de euros, pero con la expectativa de que se llegará a esa cifra en 2023. Se ha dejado en todo caso para la próxima COP28 el acordar el nuevo objetivo a partir de 2025 que deberá ser mucho mayor.
- La creación de un fondo de daños y pérdidas sufridas por los países emergentes derivados del desarrollo asimétrico de nuestro mundo,aunque queda por concretar para la próxima COP quién contribuirá, con qué importes y bajo qué condiciones
- En cuanto a lamitigación, si bien es cierto que se ha mantenido vivo el objetivo que se selló en Glasgow de que la temperatura global no aumente más de 1,5ºC, es una pena que no se haya sido capaz de dar un paso más en cuanto a reducción del uso de combustibles fósiles y nos hayamos quedado en el mismo punto que estábamos hace un año con el foco solo en el uso de carbón. Quizás lo más destacado en materia de mitigación haya sido el compromiso global de reducción del 30% en emisiones de metano a 2030 firmado ya por 150 países, aunque China, India y Rusia no lo hayan suscrito.
- Destacar el progreso en iniciativas que deben facilitar la inversión en descarbonizacióncomo los avances en los estándares de reporting internacional en sostenibilidad (ISSB, por sus siglas en inglés), así como en la plataforma de datos para las cero emisiones netas (Net-zero Data Public Utility) que permitirá agrupar progresivamente información para la gestión climática a nivel mundial, clave para el sector financiero.
- Se ha evidenciado la necesidad de transformar toda la economíaen su conjunto. No es suficiente financiar lo netamente sostenible, sino que hay que facilitar la financiación de la transición, también de aquellas actividades más difíciles de descarbonizar, e incluso financiar una salida ordenada de aquellos activos que no tengan cabida en una economía de cero emisiones netas.
Fuente: Newsletter BBVA Sostenible