En abril de 2023 se anunció que la empresa canadiense Cooke Seafood ultima la compra del 80% de Nueva Pescanova; en el mismo mes se conoció que Manuel Fernández de Sousa, expresidente de Pescanova, entraba en prisión para cumplir su condena de seis años por falsear las cuentas de la compañía y provocar su quiebra.
Abanca, la entidad que salvó la empresa gallega de la quiebra, liderada por el empresario venezolano-español Juan Carlos Escotet, cumplió con lo ofrecido al momento de hacerse con la mayoría del paquete accionario de Nueva Pescanova: ordenar las cuentas de la empresa y traspasar el control a un grupo pesquero. La venta de Nueva Pescanova se cierra por 640 millones de euros y Abanca mantiene un 20% de la propiedad, con el compromiso de continuar apoyando a Pescanova y que mantenga la actividad de una compañía fundamental para la economía gallega.
Mucho se ha hablado y escrito en España sobre los manejos poco transparentes de Pescanova, que le causaron serios problemas al mercado de productos del mar y a las finanzas españolas (más de 4.000 millones de euros) para mantener a flote lo que un día era una empresa referente en el mundo de la pesca. Todos los que, de alguna manera, formamos parte de este sector deseamos que la empresa continúe en el mercado, pero con manejos transparentes y justos, que le permitan competir con reglas de juego claras.
Nos produce confianza que Nueva Pescanova pase a manos de Glenn Cooke, el empresario canadiense que comenzó con una pequeña granja de 5.000 salmones hasta convertirla en una multinacional de la pesca. Cooke Seafood es hoy en día una de las empresas de pesca más grandes y prestigiosos del mundo, con una facturación de 2.000 millones anuales, 13.000 empleados, 700 grandes barcos y una treintena de instalaciones por varios países del mundo, incluyendo España a través de la empresa murciana Culmarex, con piscifactorías enfocadas a la lubina y la dorada en el Mediterráneo.