Mucho se ha dicho de cómo Ecuador se convirtió en el mayor exportador de langostino del mundo. Durante 2022, Ecuador batió todos los récords al exportar más de 1.060 millones de toneladas de langostino. Desde que el consumidor chino probó el langostino ecuatoriano, especialmente su tamaño excepcional, se hizo evidente que China incrementó su flujo de importación que alcanzó un total de 3.582 millones de dólares en 2022.
Ahora bien, no todas son buenas noticias en la industria ecuatoriana de langostinos: en primer lugar, en un mundo cada vez más consciente de los temas relacionados con la sostenibilidad, debemos observar la deforestación de los manglares donde los estanques de langostinos ocupan la parte de la Tierra. Actualmente, los manglares cubren unas 160.000 hectáreas, aproximadamente un 30% menos que hace seis décadas. Los manglares son parte del ecosistema de Ecuador y protegen el suministro de agua mejorando el oxígenoy, por ende, la calidad de las aguas.
En segundo término está el tema de la seguridad, ya que el país sufre de graves ataques de bandas criminales, responsables de la creciente violencia e inseguridad en Ecuador.
Por último, los crecientes costos que sufren los acuicultores y que no pueden recuperar debido a los bajos precios del langostino en el mercado mundial. Esto ha derivado en que la industria se concentre (proceso de integración) cada vez más en manos de los grandes productores o procesadores, desapareciendo una industria que reposaba en manos de cientos de pequeños y medianos productores. Este factor traerá en el corto y medio plazo protestas de un pueblo que no percibirá que los beneficios de esta industria le lleguen a la misma velocidad que a las grandes fortunas.
Estos factores podrían tener un gran impacto en cuanto a la capacidad de Ecuador para mantener su papel como líder mundial en este sector.