Dos artículos publicados en el portal mispeces.com hablan sobre la importancia de incluir la acuicultura en la Agenda Política Europea, destacando el peso que tiene en cuanto a su potencial de generación de empleo y considerando el tema de soberanía alimenticia por la alta capacidad de producción de proteínas sostenibles.
Los científicos debaten para resolver el dilema: ¿cómo producir alimentos de una manera efectiva que permita la conservación de la biodiversidad? Al día de hoy nadie tiene una solución perfecta, pero está claro que la acuicultura es el sistema que menos daño produce al ambiente por sus bajas emisiones de CO2, especialmente si lo comparamos con la ganadería en tierra.
De acuerdo con estos artículos, tenemos que en Europa existe una altísima demanda de alimentos acuáticos no autoabastecida, por lo que depende de las importaciones de terceros países, generalmente subdesarrollados, con políticas ambientales mucho más flexibles que las que pretende implementar la UE. Mientras Europa se concentra en desarrollar políticas orientadas a la producción en sistemas ecológicos, que son mucho más costosos para producir alimentos, esta decisión podría ampliar más la brecha entre el precio del producto europeo VS el importado.
Mientras Europa está convencida en la implementación de barreras que garanticen un producto ecológico sostenible, a su vez está limitando el desarrollo económico de algunas regiones costeras, como las españolas, con un gran potencial de producción de alimentos. Estas barreras solo llevan a aumentar la dependencia de terceros países, donde hay menos restricciones ambientales.
Muchas veces se dice que la sostenibilidad no es un tema exclusivo del ambiente, también se debe considerar la parte humana y social del trabajo y la sostenibilidad económica de las regiones, como, por ejemplo la de Galicia, cuyo PIB depende en un 12% de la pesca y la acuicultura.
En vista de la importancia que está alcanzado la acuicultura, como ganadería acuática capaz de generar grandes cantidades de alimento, el Comité de Pesca (PECH, por sus siglas en inglés) en el Parlamento Europeo, encargó a la Universidad de Creta realizar un estudio que permitiera establecer el grado de conocimiento actual sobre esta temática. Este estudio incluye “una revisión de la literatura, una evaluación del marco normativo, una consulta a los grupos de interés, estudios de caso y un análisis de debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades”. El estudio pretende “Garantizar el bienestar de los peces en la acuicultura, algo que no sólo es éticamente necesario, sino que también puede mejorar las prácticas de producción, la calidad del producto y satisfacer la sensibilidad cada vez mayor de los consumidores europeos sobre este aspecto”.