La gran mayoría de los productores y procesadores de langostinos (vannamei y monodon) en todo el mundo están perdiendo dinero por el incremento de los costes de producción y por los precios bajos, sostenidos desde hace casi un año.
Los productores de estas especies, tanto en América Latina como en Asia, se verán obligados a ajustar sus niveles de producción. Lo más probable, y ya lo estamos viendo en países como Ecuador y Venezuela, es que los productores pequeños desaparezcan o se vean obligados a integrarse en grupos potentes que tengan ventajas competitivas que vienen dadas por procesos de integración vertical, acceso a la tecnología y mercados capaces de consumir grandes volúmenes.
Otra salida para estabilizar esta crisis de rentabilidad es lograr un importante aumento en el consumo de langostinos. En esto están enfocando los esfuerzos de las cámaras de acuicultores nacionales y las entidades de los gobiernos a cargo de vigilar y promover la inversión en este sector. Esta última tarea se ve dificultada por la disminución del poder adquisitivo de los consumidores en los principales mercados.
Hay un consenso entre los expertos que apuntan que veremos una pequeña recuperación de los precios durante este verano y hacia finales de año para la temporada navideña. Sin embargo, nadie visualiza unos precios similares a los que tenían antes de la drástica caída que hemos visto en el tercer y cuarto trimestre de 2022. Si bien los importadores ven un ligero ajuste al alza y una recuperación de la demanda, siguen obviamente preocupados por cómo evolucionarán sus ventas durante el resto del año debido a la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores.
Lo que está claro es que si sigue aumentado la oferta, es decir, si los productores, especialmente en Ecuador e India, no disminuyen el crecimiento en la producción, lo más probable es que los precios se mantengan bajos.
Lamentablemente, este esquema acabará con los pequeños productores y con aquellos grandes y medianos que no logren bajar sus costes operativos. Hoy en día, en casi cualquier sector, hacer las cosas bien no es suficiente. Este mundo se mueve desde el punto de vista tecnológico a una gran velocidad, por lo que el que no sea capaz de disminuir su coste por kilo en el corto plazo tiene los días contados.