A pesar de los anuncios oficiales del Gobierno chino de que todo va bien en su economía, esto no podría estar más lejos de la verdad. Por ejemplo, el índice Hang Seng de Hong Kong entró en territorio de mercado bajista a medida que los inversores de todo el mundo se preocupaban cada vez más de que el deterioro del sector inmobiliario de China pudiera extenderse a la economía en general.
Ya hemos visto algunas pruebas de lo que está sucediendo en la economía: los consumidores gastan menos, el mercado inmobiliario está en crisis y hay un aumento del desempleo, especialmente entre la población más joven y con educación universitaria. Otras señales de problemas en la segunda economía más grande del mundo incluyen la caída de las exportaciones, una piedra angular de la economía de China. El renminbi, la moneda oficial de China, se ha hundido a su nivel más bajo en años. Varios bancos importantes han rebajado sus pronósticos sobre cuánto crecerá la economía de China en 2023. El objetivo oficial es alrededor del 5%, pero incluso éste se ha modificado a alrededor del 3%.
“Teniendo en cuenta el impacto general de China en el mercado mundial de productos del mar, cabe preguntarse cuándo volverá esta economía a la normalidad”, reflexionan en la newsletter de Ken Salzinger del 13 de agosto.