Junto con la pesca extractiva responsable, la acuicultura es el medio que nos proporcionará el pescado que necesitamos para llevar una dieta saludable.
La acuicultura produce un poco más de la mitad del pescado que se consume a nivel mundial. Para una población mundial que para el 2025 superará los 9.000 millones de habitantes, la acuicultura “sostenible” es la mejor solución para procurar una buena alimentación. Se trata entonces de una cuestión de “soberanía alimentaria global”.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) apunta que la acuicultura ha experimentado un crecimiento anual del 4,2% a nivel mundial en los últimos 10 años. España se posiciona a la cabeza de la producción acuícola en la Unión Europea; en 2022, la cosecha de productos procedentes de la acuicultura en España fue de 332.855 toneladas, con un valor de primera venta de 760,7 millones de euros. A pesar de ello, España tiene que importar una gran cantidad de pescado de otros países, en los cuales muchas veces no se cumplen los estándares de calidad que en cambio sí cumplen los cultivados en España. Por este motivo se debe seguir contribuyendo al desarrollo de esta actividad para poder comer pescado seguro y sostenible.
El pescado y otros productos acuáticos son fuentes esenciales de proteínas, ácidos grasos y nutrientes. Incorporar estos alimentos en la dieta mejora notablemente la seguridad alimentaria y la nutrición. Sin embargo, el consumo de productos acuáticos está disminuyendo en la Unión Europea y en España en particular.
Además, la acuicultura es una de las actividades agroalimentarias con menor huella de carbono. La adecuada gestión de las especies cultivadas, junto con innovaciones tecnológicas, hacen de la acuicultura una actividad sostenible y respetuosa con el medio ambiente, según recoge el portal web mispeces.com