Las respuestas que recibimos del mercado (encuestas) sugieren fuertemente que el producto es demasiado caro, tanto en supermercados como en restaurantes; sin embargo, los datos parecen ser contradictorios si observamos que los precios del 2023 y 2024 han sido los más bajos en los ultimos años.
Si bien la Asociación Mundial del Langostino (GSF) está dando los toques finales a un plan de mercado (GSC) para aumentar el consumo de langostinos, creo que hay demasiados obstáculos en el camino para que tenga éxito, especialmente si su plan gira inicialmente en torno a los EE. UU. Por un lado, recientemente nos hemos enterado de que las importaciones de langostino tanto del Ecuador como de Indonesia estarán sujetas a aranceles antidumping o compensatorios. Se unirán a India y Vietnam en la imposición de aranceles a sus exportaciones. Estos cuatro países representan los cuatro principales proveedores de langostino a los Estados Unidos. Además, ha habido una amenaza abierta por parte de la administración entrante (Trump) de aumentar los aranceles a todos los países exportadores, además de los aranceles antidumping y compensatorios. Si bien hay quienes dicen que esto será bueno para la economía, en realidad es todo lo contrario. Es importante entender que no es el país exportador el que está sujeto a estos aranceles, sino el importador. ¿Quién cree usted que va a absorber estos aranceles? Si bien estos se transfieren del mayorista, al distribuidor y, en última instancia, al consumidor. Entonces, si la razón de la falta de demanda de langostino es realmente el precio, prepárese para ver disminuir su consumo en el 2025.